La Iniciativa TEEBAgriFood para café en México

Cultivadores de café en el Estado de Veracruz, México. Imagen: INECOL

El sector cafetalero de México es sumamente importante para el bienestar socioeconómico y cultural del país. El café se produce actualmente en unas 620 mil hectáreas en 15 estados de la República, generando alrededor de $900 millones de dólares anuales, tan solo en exportaciones para las últimas cosechas.

La producción de café significa la labor de unos 527 mil productores, en su mayoría dentro de esquemas familiares de producción, de los cuales dependen más de 3 millones de mexicanos a lo largo de la cadena de valor de este cultivo. La producción de café en México es también muy importante en términos del medio ambiente, ya que las zonas óptimas para la producción del grano se traslapan con los últimos fragmentos de diferentes tipos de Bosques Tropicales de Montaña.

La sombra diversificada que caracteriza los cafetales de México (>90% clasificados como policultivos o rústicos), hace que puedan albergar una gran parte (hasta 85%) de la biodiversidad de los fragmentos de estos bosques tropicales, creando corredores biológicos entre ellos. Además, la ubicación de las fincas de café arábico en las partes media-altas de las cuencas, hacen que sean importantes en la regulación de la cantidad y calidad del agua, y otros servicios ecosistémicos como el secuestro de carbono, la regulación térmica, la producción de alimentos y el ecoturismo.

Otra característica relevante, es que las regiones cafetaleras de México son territorios habitados por alrededor de 38 culturas originarias, que en sus cultivos tropicales diversificados se conserva una importante diversidad de alimentos y bienes de consumo, que forma parte de la soberanía alimentaria de las regiones de montaña y base de una gran riqueza gastronómica.

A pesar de su gran importancia socioeconómica, ambiental y cultural, el sector cafetalero de México está enfrentando una de las peores crisis de su historia y tendrá que tomar decisiones importantes en un futuro cercano. Desde los 1990s, la producción nacional ha ido en descenso, pasando del quinto al onceavo productor a nivel mundial.

Los productores minifundistas (<1.5 ha) que representan el 90% de la superficie de producción, han estado expuestos a ciclos internacionales de sobreproducción y bajos precios cada vez más fuertes. Sin estructuras robustas para contener las oscilaciones del mercado internacional, los productores han quedado descapitalizados, con altos grados de marginación en sus comunidades, con serios problemas de relevo generacional y migración a centros urbanos y a los EE.UU.

Además, los aumentos en los impactos del cambio climático, incluyendo el repunte de plagas y enfermedades como la roya, han resultado en uno de los niveles de producción (6-7 quintales/ha) más bajos en América Latina, y cada vez más fincas son abandonados o transformados a usos de suelo más intensificados, perdiendo la biodiversidad y los servicios ambientales.

Los retos para la sustentabilidad que enfrenta el sector cafetalero en México, son similares a aquellos que se presentan en otras partes del mundo y con diferentes cultivos. Surgen, en gran medida, debido a un sistema de contabilidad económica demasiado simplista: donde toda la complejidad de estos sistemas de producción y su relación con los ecosistemas, la biodiversidad, la salud y el bienestar socioeconómico de miles de millones de personas; es reducido a cifras como el costo de insumos y mano de obra necesarios, para asegurar cierto nivel de producción por hectárea. Quedando ocultas las relaciones benéficas entre la biodiversidad, la fertilidad de suelos, la polinización y el control biológico de plagas y enfermedades. Así mismo, tampoco se contabilizan los altos costos de estrategias de manejo que maximizan la producción, usando un exceso de agroquímicos que empobrecen los suelos, contaminan los cuerpos de agua y afectan la salud de los productores y consumidores. Sin esta información, tanto los actores del propio sector, así como los tomadores de decisiones y los consumidores finales, no puedan incentivar las estrategias de producción más sustentables.

Actividades y Objetivos

Un consorcio de investigadores de diez instituciones nacionales, liderado por el Instituto de Ecología (INECOL) evalúa y compara los impactos ambientales y socioeconómicos de diferentes escenarios de producción a lo largo de la cadena de valor del café para promover mejoras en las políticas que guían la producción, el procesamiento y la comercialización agrícola del café, y la conservación del medio ambiente y el ordenamiento territorial en México. Un comité directivo de representantes del gobierno y del sector cafetalero, convocado bajo el liderazgo conjunto de los ministerios de agricultura y medio ambiente (SADER y SEMARNAT), supervisará el proyecto, y un comité técnico independiente revisará los métodos y resultados del estudio. El estudio seguirá el Marco TEEBAgriFood y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) dirigirá el estudio científico y comunicará las recomendaciones de políticas a las partes interesadas del sector cafetalero.

Para ello, se desarrollarán y contrastarán con las tendencias actuales una serie de escenarios previsibles de uso del suelo, métodos de producción, cosecha, beneficio y distribución del café en México, parametrizados con datos de censos nacionales y visitas de campo. Los escenarios representarán opciones de políticas que, de implementarse, alterarían el curso del sector cafetalero. La evidencia de las diferencias entre los escenarios, medidos en términos de impactos humanos, incluidos los servicios ecosistémicos, los desechos y las externalidades, se utilizará para desarrollar recomendaciones para políticas y programas nuevos o para mejorar los existentes que beneficiarían al sector cafetalero.


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